- Las comisiones son libres pero deben responder a servicios reales y comunicarse con transparencia; hay límites legales en casos como amortizaciones anticipadas.
- Tipos clave: mantenimiento, administración, transferencias, tarjetas, préstamos, divisas e internacionales; en empresas se suman tesorería, informes y cheques especiales.
- Para reducirlas: revisar extractos, categorizar y comparar, negociar condiciones, evitar descubiertos y usar herramientas de control; apoyarse en el comparador del Banco de España.
- Fiscalidad: las comisiones financieras suelen estar exentas de IVA; las de servicios tributan al 21% y deben registrarse correctamente en contabilidad.

Entender las comisiones bancarias no es solo cosa de expertos: afectan a tu día a día y al de cualquier empresa, y pueden marcar la diferencia entre unas finanzas saneadas y unos gastos que se disparan sin que te des cuenta. En esta guía vas a encontrar, con un lenguaje claro, qué son, por qué se cobran y cómo controlarlas para que no te den sorpresas. La idea es que tengas información práctica y contrastada con lo que explican las principales entidades, el Banco de España y fuentes del sector.
Además de la teoría, verás los tipos de comisiones más frecuentes, cómo funcionan en cuentas, tarjetas, transferencias, préstamos o hipotecas, qué derechos tienes como cliente y qué obligaciones asumen los bancos. También repasamos aspectos contables y de IVA, y estrategias concretas para reducir estos cargos, desde negociar condiciones hasta evitar comportamientos que los disparan.
Qué es una comisión bancaria y por qué existe
Una comisión bancaria es el dinero que la entidad carga como contraprestación por prestar un servicio: abrir y mantener una cuenta, emitir una transferencia, estudiar la viabilidad de un préstamo, cambiar divisas, administrar una tarjeta, etc. Es un precio por servicios financieros concretos, y puede cobrarse de forma puntual o periódica.
No todas las cantidades que te factura el banco son comisiones puras: también pueden repercutirte gastos que la entidad pague a terceros (por ejemplo, notarios o mensajería) siempre que estén justificados. Esos gastos deben ser reales, necesarios y verificables, y no pueden inventarse ni inflarse.
Los bancos pueden agrupar varios servicios en un cargo global (las conocidas “tarifas planas”) o desglosarlos en importes individualizados por cada operación. La forma de cobro debe explicarse con antelación, y tú debes aceptarla en el contrato o en la documentación previa.
En un contexto de márgenes reducidos y tipos de interés bajos, muchas entidades han potenciado las comisiones como fuente de ingresos complementaria a la intermediación. Comisiones y banca han ido de la mano para equilibrar balances, aunque con reglas claras de transparencia y límites en ciertos casos.
Normativa, derechos del cliente y obligaciones de los bancos
Lo primero que debes saber es que las tarifas y precios de las comisiones son libres: el Banco de España no autoriza, deniega ni limita su importe en general. Solo hay topes cuando una norma lo establece, como en la cancelación o amortización anticipada de ciertos préstamos hipotecarios o créditos al consumo.
Para que la entidad pueda cobrarte, la comisión debe responder a un servicio efectivamente prestado y que tú hayas solicitado o aceptado. No pueden cargarte importes por servicios que no pediste, ni por gestiones que no se hicieron. Y, en todo caso, deben informarte personalmente y con antelación del coste.
Cuando cambian las condiciones del contrato, la entidad tiene que comunicarlo al cliente con antelación suficiente: al menos dos meses si afecta a servicios de pago y un mes para el resto, siempre que la duración del contrato exceda esos plazos. La comunicación previa es obligatoria y da tiempo a decidir si sigues o no con esas nuevas condiciones.
Además, tienes derecho a recibir información clara y previa sobre comisiones: debe reflejarse en el contrato y en el Documento Informativo de las Comisiones (DIC), que facilita el acceso sencillo a lo que vas a pagar por cada servicio. Cada año la entidad debe remitirte un informe anual con el detalle de todas las comisiones cobradas.
Todos los bancos están obligados a publicar el listado de comisiones o tarifas en su web y/o en sus oficinas. Cada tres meses, envían esa información actualizada al Banco de España, que la difunde y además ofrece un comparador de comisiones con los precios de servicios representativos. Es una herramienta útil para contrastar condiciones entre entidades antes de contratar o de negociar.
Como referencia de transparencia, algunas fuentes oficiales publican textos consolidados con fecha de actualización (por ejemplo, “última actualización 01/12/2021”). Estas marcas temporales te ayudan a saber si la información está al día y si los cambios han sido incorporados por tu banco.

Comisiones más habituales en cuentas y tarjetas
En las cuentas corrientes, lo normal es encontrar comisiones de mantenimiento (por tener la cuenta abierta y operativa) y de administración (por apuntes, operaciones o gestiones dentro del periodo de liquidación). Hay bancos que eliminan el mantenimiento si cumples condiciones, como domiciliar la nómina o contratar determinados productos.
Como ejemplo concreto, hay entidades que ofrecen cuentas corrientes sin comisión de mantenimiento (0% TIN, 0% TAE) y además permiten retirar efectivo a débito gratis en redes amplias de cajeros. En un caso real, se citan más de 6.000 cajeros de Banco Santander y EAC en España, y la posibilidad de ingresar efectivo en más de 1.800 cajeros Santander sin coste por esos conceptos.
En transferencias, algunas entidades aplican comisiones por emitir transferencias estándar a otros bancos o en divisa distinta del euro. Otras, en cambio, no cobran por transferencias ordinarias en euros dentro de la UE y, si cumples requisitos de vinculación, tampoco por transferencias inmediatas en euros entre cuentas españolas. Conviene revisar bien las condiciones de tu cuenta nómina para saber qué está incluido y qué no.
Las tarjetas también conllevan comisiones por emisión, renovación y, en su caso, por retirada de efectivo. Hay bancos que bonifican la tarjeta de débito para el primer titular y la tarjeta de crédito (con TIN 0% y TAE 0% en determinados supuestos) si domicilias ingresos recurrentes de al menos 900 € o recibes transferencias mensuales por ese importe desde otro banco. Incluso existen promociones que devuelven un 0,5% de recibos domiciliados de suministros principales cuando se cumplen las condiciones.
Otros cargos frecuentes son la comisión por cambio de divisa (al pagar o sacar fuera de la zona euro) y, en algunos bancos, la comisión por cerrar la cuenta. Hay entidades que no la cobran, pero en cualquier caso debe figurar en la documentación precontractual y contractual. Antes de cerrar una cuenta conviene confirmar si existe ese coste y en qué supuestos se aplica.
Préstamos, hipotecas y cargos por posiciones deudoras
En financiación, la comisión de apertura retribuye los trámites de formalización de un préstamo o hipoteca. La comisión de estudio cubre el análisis de riesgos de la operación. No es habitual que se cobren apertura y estudio de forma simultánea, y en algunos productos se limita su conjunto o se excluye una de ellas.
Respecto a los reembolsos anticipados, la normativa fija límites para la cancelación o amortización parcial de hipotecas y créditos al consumo. Cuando la ley impone topes, el banco no puede superarlos, y debe explicarte claramente cuál sería el coste si decides amortizar antes de tiempo.
Si te quedas en números rojos (descubierto), el banco te está adelantando dinero: suele aplicarse un interés por el mayor saldo deudor durante el periodo de liquidación, y puede existir una comisión asociada al descubierto si así se pactó. Este coste y su forma de cálculo deben estar en el contrato, sin ambigüedades.
Aparte, algunas entidades cobran un gasto por reclamación de posiciones deudoras ante impagos de cuotas de préstamos o descubiertos en cuentas a la vista. Para repercutirlo, debe estar previsto en la información precontractual y en el contrato con su importe concreto, y la entidad ha de realizar gestiones efectivas de reclamación. No es un porcentaje, sino una cantidad fija por la gestión, y no puede utilizarse de forma automática sin que exista una actuación real.
Comisiones en empresas y operativa internacional
En el ámbito empresarial, las comisiones de mantenimiento pueden variar entre cuentas corrientes estándar y cuentas especializadas (por ejemplo, con funcionalidades de cash pooling y gestión de tesorería). La tipología y el volumen de operaciones influyen mucho en el precio, por lo que merece la pena revisar las condiciones específicas para pymes y grandes cuentas.
En operaciones, es frecuente que existan comisiones por transferencias electrónicas, pagos de facturas a través de banca online, emisión de cheques y, a veces, por depósitos o retiradas que superen ciertos límites. Conviene analizar si tienes cargos por encima de un número de operaciones o por importes excepcionales.
Los servicios adicionales también generan comisiones: cheques certificados, cheque de pago diferido o de gerencia; elaboración de informes financieros detallados o personalizados; y accesos avanzados a plataformas de banca online. Estas funcionalidades premium suelen conllevar un coste extra justificable si realmente aportan valor a tu gestión diaria.
La operativa internacional suma sus propios cargos: operaciones en moneda extranjera (por tipo de cambio y/o comisión), envío o recepción de transferencias internacionales y, eventualmente, intermediación de bancos corresponsales. En entornos con mucha divisa, optimizar el cambio es clave para no pagar de más.
En tarjetas corporativas, aparecen anualidades y cargos por transacciones, especialmente si se exceden límites o se realizan operaciones no incluidas en el plan. Y en tesorería, los bancos ofrecen servicios de recaudación, soluciones de pago a proveedores y empleados, así como descuento de efectos, factoring o confirming. Cada servicio de gestión de efectivo tiene su propia estructura de precios, que conviene comparar entre entidades.
Cómo controlar y reducir las comisiones
Revisa de forma periódica tus cuentas y extractos. Los bancos generan un documento diario de movimientos (extracto) donde figuran las comisiones aplicadas. Una revisión meticulosa detecta cargos inesperados o duplicados, y te da argumentos para reclamarlos o renegociarlos.
Categoriza las comisiones por naturaleza: mantenimiento, transferencias, cajeros, divisas, tarjetas, etc. Clasificar te permite identificar dónde se concentran los costes y priorizar las acciones (por ejemplo, si haces muchas operaciones internacionales, centra esfuerzos en bajar esos cargos).
Compara mes a mes. Detectar variaciones o nuevas comisiones ayuda a actuar a tiempo. Hay herramientas que permiten cargar tus movimientos y mostrar tendencias y gráficos. Automatizar este análisis reduce errores y acelera decisiones, sobre todo en empresas con mucho volumen.
Negocia con tu banco. La competencia es fuerte y las entidades buscan relaciones a largo plazo. Si acreditas actividad y vinculación, es más fácil conseguir bonificaciones o exenciones. Si no hay margen, plantéate un cambio de banco con mejores condiciones para tu operativa.
Evita comportamientos que disparan costes: descubiertos, transferencias urgentes innecesarias, incumplir condiciones de tu cuenta (como nómina o recibos domiciliados) o sacar dinero en cajeros de otras redes cuando te cobran por ello. Una gestión preventiva ahorra más que cualquier negociación posterior.
Apóyate en software y apps de tesorería. Existen soluciones que rastrean comisiones y otros cargos, centralizan el control y presentan alertas. Para empresas, integrar estas herramientas agiliza el seguimiento y la conciliación, y minimiza el riesgo de perder de vista importes pequeños que, sumados, pesan.
Mantente informado. Tu banco es la primera fuente: web, contrato, DIC y comunicaciones de cambios. Si no recibes información clara o a tiempo, reclama. Recuerda que el Banco de España publica listados de comisiones y un comparador para contrastar precios de servicios representativos.
IVA y registro contable: comisión bancaria vs comisión financiera
No todas las comisiones se tratan igual a efectos fiscales. Según la Ley del IVA, determinadas comisiones de carácter financiero están exentas, mientras que las de servicios bancarios ordinarios tributan al 21%. Distinguir correctamente la naturaleza del cargo evita errores de liquidación y sanciones.
En la práctica, las comisiones financieras están ligadas a la financiación (por ejemplo, costes vinculados a préstamos, créditos, impagos o emisiones), y son las que en general disfrutan de exención. Las comisiones de servicios (mantenimiento de cuentas, tarjetas, transferencias o cambio de divisa, entre otras) suelen llevar IVA. Revisa el detalle en la factura o extracto para verificar si el impuesto se aplica o no.
En herramientas de facturación y contabilidad, como Debitoor, puedes registrar ambos tipos de forma diferenciada. Si registras una comisión financiera, se sugiere la categoría “costes bancarios y de financiación” para que el IVA se desactive; si es una comisión de servicios, se emplea la categoría “comisión financiera” según su nomenclatura interna. Lo relevante es que el software refleje la exención o el 21% cuando proceda.
En la cuenta de resultados, estas partidas pueden mostrarse en apartados distintos: como “costes indirectos” (para comisiones financieras) o como “costes bancarios y de financiación” (para comisiones de servicios). Una clasificación coherente mejora la visibilidad del gasto y su control en el tiempo.
Ejemplos y políticas de entidades: transparencia y bonificaciones
Algunas entidades han reforzado su política de transparencia: explicar de forma clara cada cargo, por qué se aplica y cómo evitarlo. Una comunicación comprensible incrementa la confianza de los clientes y ayuda a decidir qué servicios contratar.
Hay bancos que ajustan comisiones en función de tu relación: si tienes nómina, recibos y otros productos, los cargos se reducen o desaparecen. Un caso conocido en España asegura que alrededor del 80% de sus clientes no paga comisión de mantenimiento gracias a su nivel de vinculación. También existen cuentas online sin comisiones de mantenimiento para quienes optan por la operativa digital.
Para clientes mayores, se han visto medidas específicas, como la ausencia de comisión por retirada de efectivo en caja para personas de 65 años o más. Estas políticas buscan adaptar el servicio a las necesidades de cada colectivo y mitigar barreras de acceso.
Las herramientas de la propia entidad también ayudan: simuladores que muestran qué requisitos debes cumplir para no pagar comisiones (por ejemplo, en cuentas o tarjetas) y espacios dentro de la app con el detalle de los cargos de mantenimiento y sus condiciones de exención. Cuanta más visibilidad, más fácil es actuar y ahorrar.
En paralelo, hay propuestas con cuentas corrientes sin comisión de mantenimiento (0% TIN, 0% TAE), transferencias ordinarias en euros sin coste dentro de la UE y transferencias inmediatas gratuitas bajo ciertas condiciones de nómina. La clave es leer la letra pequeña y confirmar que cumples los requisitos para disfrutar de estas ventajas.
Tomando todo lo anterior, el mensaje es claro: con buenas prácticas (evitar descubiertos y operaciones costosas), una revisión periódica de extractos, el uso de comparadores públicos del Banco de España y una negociación activa con tu entidad, es posible rebajar mucho la factura de comisiones sin renunciar a servicios esenciales. Las tarifas son libres, pero tu información y tu capacidad de elección también.