- El memorándum es un documento formal, breve y numerado para comunicar internamente con claridad y registro.
- Su estructura base incluye cabecera, cuerpo y pie con firma; existen tipos informativo, aclaración, social, directiva, respuesta y estado.
- El MOU fija un marco de colaboración no vinculante, define roles y alcance y se diferencia del MOA por su menor exigibilidad.
- La transformación digital integra plantillas, firmas electrónicas y archivo para agilizar emisión, consulta y trazabilidad.
En cualquier organización que se precie, los memorandos siguen siendo una pieza clave para comunicar cambios, instrucciones y recordatorios de forma rápida y con validez interna. Aunque hoy todo pase por el correo y la mensajería, un memorándum aporta formalidad, claridad y registro a la comunicación, lo que ayuda a evitar confusiones y deja constancia de lo que se ha dicho y a quién se ha dicho.
Además, cuando se digitalizan procesos y se automatizan flujos, los memorandos no desaparecen; más bien se integran mejor. Es perfectamente posible modernizar los procedimientos que hoy se realizan con herramientas obsoletas, generar documentación digital, y mantener una presencia online coherente con la estrategia de la empresa. En esa línea, los memorandos sirven para alinear equipos, proveedores y distribuidores, coordinando acciones en un entorno ya plenamente digital.
¿Qué es un memorándum y para qué sirve?
Un memorándum (o memorando) es un texto breve y formal que se usa dentro de una organización para comunicar instrucciones, solicitudes, recordatorios o información relevante. Suele emitirse desde una instancia jerárquica a destinatarios internos y, por su naturaleza, se considera un documento oficial de consumo interno que se archiva y forma parte del historial de la entidad.
Este tipo de comunicación es habitual en contextos corporativos, diplomáticos y administrativos. A diferencia de una nota informal, el memorándum obedece a un formato preestablecido, se serializa y, por lo general, no requiere respuesta. Su gran virtud es la precisión: va al grano, evita rodeos y deja constancia verificable de lo comunicado.
Incluso cuando se envía por canales digitales, conserva su carácter oficial, lo que facilita la trazabilidad. En muchas empresas, se acompaña de registros de envío y de recepción para asegurar que el mensaje llegó a quien debía, lo que redunda en una comunicación interna más eficiente.

¿Memorándum o memorando? Uso del término
Ambos términos son válidos en español, pero en el uso cotidiano suele preferirse la forma castellanizada «memorando». Su origen es latino (del verbo memorare, recordar) y su sentido literal remite a «lo que conviene tener presente». En la práctica, también es habitual la forma abreviada «memo». A efectos de estilo, se recomienda emplear «memorando» y su plural «memorandos» para mantener coherencia terminológica en documentos internos.
Rasgos esenciales de un memorándum
Para que cumpla su función, un memorándum debe reunir una serie de características que lo distingan de una simple comunicación. De forma resumida, es una comunicación escrita, formal, breve, precisa y estandarizada.
Además, lo normal es que esté emitido por una autoridad o área responsable y vaya dirigido a personas o departamentos de la misma organización. Se numera o codifica para facilitar su archivo, y se incorpora al expediente administrativo correspondiente. Por su naturaleza, suele ser unidireccional, aunque puede derivar en acciones o reuniones.
Por último, cada organización acostumbra a establecer plantillas fijas (con membrete, estructura y campos obligatorios) que refuerzan la coherencia documental y agilizan la redacción, un punto clave cuando hay que comunicar a mucha gente de forma clara y sin ambigüedades.
Partes de un memorándum
La estructura no es una camisa de fuerza, pero conviene respetar un esqueleto común para facilitar la lectura y el archivo. De forma práctica, podemos dividirlo en tres segmentos: cabecera, cuerpo y pie. En ocasiones también se añade una breve introducción tras el asunto para presentar el propósito. Todo ello contribuye a que el lector identifique de inmediato qué, a quién, cuándo y por qué.
Cabecera
En la cabecera se ubican los elementos formales que identifican el documento. Lo habitual es incluir el membrete o logotipo de la organización, la numeración o código interno, la fecha (y, si procede, la hora) y el lugar de emisión. También deben figurar claramente el remitente (área o cargo) y los destinatarios. Por último, se indica el asunto o título del documento para contextualizar de forma rápida y precisa.
Cuerpo
El cuerpo desarrolla el mensaje. Debe ser conciso, directo y sin florituras. Es buena idea abrir con una línea que explique el motivo del memo y, a continuación, exponer los datos clave: qué se solicita, qué se comunica, a quién afecta, fechas, lugares y posibles anexos. Cuando se trate de una instrucción, conviene añadir responsables y plazos de ejecución.
Pie
En el pie se incluyen los elementos de cierre y legitimidad: firma (nombre y cargo), lema o eslogan institucional si aplica, y sellos o marcas oficiales. En formatos impresos pueden requerirse sellos húmedos; en formatos digitales, la validación se consigue con firmas electrónicas y metadatos que acrediten su autenticidad y procedencia.
Tipos de memorándum y cuándo utilizarlos
No todos los memorandos sirven para lo mismo. Elegir el tipo adecuado mejora la eficacia del mensaje y evita malentendidos. A grandes rasgos, podemos distinguir varias tipologías de uso frecuente dentro de las organizaciones, cada una con su objetivo principal y su tono característico, desde lo más formal hasta lo más cercano o social. Este encaje ayuda a adaptar el estilo y el contenido a su propósito.
Informativo: comunica cambios de política, incorporación de personal, avisos de feriados, interrupciones de servicio o eventos generales. Debe ser claro, incluir fechas, horarios, lugares y cualquier dato de vigencia.
De aclaración: se emite para despejar dudas o rectificar malentendidos tras un memo previo. Funciona como precisión oficial para que todo el mundo maneje la misma versión y quede constancia de la corrección realizada.
Social: tono más distendido para anunciar celebraciones internas, reconocimientos, jubilaciones o actividades de equipo. Aunque sea más cercano, mantiene formato y datos esenciales para una comunicación ordenada y homogénea.
De directiva: comunica instrucciones o recordatorios de lineamientos ya vigentes cuando se detectan incumplimientos (puntualidad, uso de recursos, entrega de justificantes). Debe señalar responsables y plazo de aplicación de forma inequívoca.
De respuesta: contesta consultas o solicitudes previas (seguimiento de un proyecto, reprogramación de una reunión). Aporta formalidad, urgencia y traza de lo comunicado a las partes interesadas, estableciendo el estado de la petición de manera oficial.
De estado: informa el avance de una tarea o proyecto sin que medie una pregunta específica. Es útil para supervisión, coordinación interdepartamental y registro periódico del progreso, facilitando la toma de decisiones.
Cómo redactar un memorándum paso a paso
La clave es simplificar sin perder información. Antes de escribir, define el objetivo con una frase: «Necesitamos comunicar X a Y para Z». Con eso claro, estructura el documento con un orden lógico y un tono ajustado a la audiencia. Así lograrás que el destinatario entienda a la primera y sepa qué hacer después sin tener que levantar el teléfono.
1) Encabezado completo: anota fecha y lugar, remite y destinatarios, y un asunto que resuma el motivo. Si el memo se integrará en un sistema de archivo, incluye numeración o código correspondiente para su trazabilidad.
2) Propósito en una línea: una apertura breve («Se comunica que…», «Se solicita…») sitúa al lector. Añade el contexto mínimo para entender de dónde viene la petición o el anuncio, y adapta el tono (más formal con proveedores o gerencia, más directo con equipos internos) para mantener coherencia y respeto.
3) Información adicional y anexos: cuando sea necesario, incorpora notas, referencias a documentos, imágenes o datos que apoyen el mensaje. En digital, lo más cómodo suele ser adjuntar un PDF, ya que es fácil de descargar y conserva el formato en móviles y ordenadores.
4) Acción solicitada: si procede, especifica qué se espera del destinatario, quién es responsable de cada parte y en qué plazos. Cuanto más concreto, mejor: qué, cómo y para cuándo, reduciendo la posibilidad de interpretaciones y asegurando la ejecución correcta.
Antes de emitir, revisa ortografía, consistencia de fechas y nombres, y la claridad del asunto. Mantén el texto en un folio si es posible y evita la jerga innecesaria. Cuando la organización trabaje en movilidad, asegúrate de que el documento sea legible en smartphone, que el archivo pese lo justo y que su acceso sea sencillo para toda la plantilla.
Buenas prácticas y ventajas en comunicación interna
Un uso inteligente de memorandos hace más eficiente la comunicación. Primero, obligan a redactar con claridad, lo que se traduce en mensajes compactos y comprensibles. Segundo, muchas plantillas incorporan registro de emisor y receptor, un detalle que «ata» la llegada del mensaje a los implicados y sirve de prueba de recepción y conocimiento.
También contribuyen a que la gente esté al día de cambios y novedades corporativas: desde actualizaciones de políticas hasta convocatorias y procedimientos. Son especialmente útiles para solicitar o agilizar acciones (p. ej., entrega de justificantes, inscripción a formaciones, ajustes operativos), ya que su formato les confiere oficialidad y urgencia.
¿Memo o email? Depende del contexto. El correo es flexible, pero se pierde en la bandeja. El memorando, aunque hoy viaje en PDF o como documento digital, se estandariza, se archiva y se encuentra rápido. Para facilitar el acceso, muchas empresas lo publican en repositorios internos o lo adjuntan en sistemas de mensajería con control de lectura, lo que refuerza su valor como registro corporativo.
Recuerda estandarizar el formato con plantillas: mejora la imagen, acelera la redacción y reduce errores. Y no olvides la numeración o serie: facilita el archivo, la recuperación histórica y la consistencia en auditorías o revisiones de procedimientos.
Ejemplos prácticos de memorándum
A continuación, dos ejemplos representativos, reescritos con un tono claro y directo. Sirven como guía de estilo, campos y estructura para distintos usos internos, manteniendo la brevedad y la formalidad que caracterizan a este tipo de documento.
Ejemplo 1: Seguridad industrial (empresa, producción)
Los Ángeles, 7 de octubre de 2019 — Memorando n.º 00475 (Seguridad en planta)
Para: Departamento de Producción — De: Gerencia Operativa (Recordatorio)
Asunto: Reforzamiento de normas de seguridad industrial (actualización)
Se recuerda al personal de producción que continúan vigentes las instrucciones de seguridad detalladas en el memorando n.º 00438. Estas medidas garantizan el manejo correcto de materiales y la protección mínima indispensable de la salud del personal durante todas las operaciones.
En caso de no disponer de los manuales de seguridad en el puesto, solicitamos comunicarlo a la gerencia para su reposición inmediata. La empresa se toma muy en serio la seguridad y exige el cumplimiento de los protocolos en todo momento.
Sin otro particular,
Firma: Lic. William Shotgun — Gerente Operativo (validez)
Ejemplo 2: Cumplimiento (ámbito militar)
Base 0001 — 4653.6048 — Memorando (Uso de material)
Destinatario: Batallón Blindado 57 (Firefox) — Remitente: Comandancia General (prohibiciones)
Asunto: Recordatorio sobre uso de material bélico fuera de maniobras (cumplimiento)
Se recuerda que el uso de material bélico fuera de maniobras oficiales está prohibido por el código del Ejército y por las leyes nacionales. Cualquier contravención dará lugar a amonestación y a la sanción correspondiente sin excepción.
Atentamente,
Comandancia General — Firma: Gen. Guillermo Foresco (autoridad)
Memorándum de entendimiento (MOU): qué es, qué incluye y en qué se diferencia
El memorándum de entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés) es un documento preliminar para fijar un marco de colaboración entre dos o más partes. Define objetivos comunes, roles, responsabilidades y alcance del proyecto antes de entrar en un contrato vinculante. Suele utilizarse en la fase inicial de alianzas, proyectos conjuntos o colaboraciones educativas —por ejemplo, para formalizar cooperación académica en el Reino Unido— y aporta claridad y expectativas compartidas.
Ventajas: aclara qué hace cada parte, reduce incertidumbre y crea un registro de lo acordado durante la negociación. Limitación: en principio, no pretende ser legalmente ejecutable. Aun así, ciertos elementos (aceptación de oferta, intención de obligarse o intercambio con contraprestación) pueden acercarlo a la exigibilidad contractual si se dan las condiciones legales.
¿Qué debe incluir? Identificación completa de las partes (nombres legales, direcciones y contacto), propósito del acuerdo, alcance y objetivos, términos de la cooperación (funciones, entregables, plazos, formas de colaboración y comunicación) y firmas. Es buena práctica añadir cláusulas sobre rescisión, propiedad intelectual, confidencialidad y mecanismos de resolución de disputas, dejando claro cómo se gestionarán los posibles conflictos.
¿En qué se diferencia de un MOA? El MOA (Memorandum of Agreement) suele ser más detallado y está un paso más cerca de un contrato vinculante, mientras que el MOU fija líneas generales y, por lo común, no busca ser ejecutable. Para formalizarlo de forma ágil y fiable, hoy es habitual recurrir a soluciones de firma electrónica, que agilizan el circuito de aprobación y garantizan trazabilidad y prueba de integridad.
Transformación digital y memorandos: moderniza la comunicación interna
La digitalización bien planteada no solo sustituye papel por PDFs: habilita procesos más rápidos, medibles y seguros. Actualizar procedimientos obsoletos, automatizar tareas repetitivas y generar documentación digital facilita que los memorandos lleguen a tiempo, se registren, se consulten y se integren con otras herramientas corporativas (intranets, gestores documentales o CRM) para aportar valor real al negocio.
Además, una estrategia digital sólida mejora la presencia online y la relación con clientes, distribuidores y proveedores. Esto implica una web corporativa clara, contenidos útiles y sistemas de interacción moderna. En este ecosistema, el memorando sigue siendo útil para coordinar equipos, alinear departamentos y comunicar hitos de proyectos, manteniendo una imagen coherente y una experiencia fluida para todos los involucrados.
Si se quiere rizar el rizo, se pueden configurar plantillas de memorandos accesibles desde móvil, con numeración automática y campos obligatorios, y establecer repositorios para consulta de versiones anteriores. Así se evita duplicar trabajos, se reduce el tiempo de redacción y se asegura que siempre se utilice el formato correcto, lo que acelera la toma de decisiones y mejora el cumplimiento.
Entender qué es un memorando, cómo se estructura, de qué tipos dispones y cuándo usar un MOU marca la diferencia entre comunicaciones que se pierden y mensajes que llegan y se ejecutan. Con plantillas claras, un sistema de archivo fiable, formatos legibles en móvil y una organización volcada en lo digital, los memorandos dejan de ser papeleo y se convierten en herramientas operativas de alto impacto.