Microempresa en España: guía completa de requisitos, ayudas y gestión

Última actualización: octubre 30, 2025
  • La microempresa tiene menos de 10 empleados y límites de facturación o balance, con matices según el contexto (UE, contable, concursal).
  • Existen herramientas clave: PGC para Pymes, tipo del 23% en IS, Kit Digital, ENISA/CDTI y PAE para agilizar trámites.
  • La Plataforma de Microempresas permite procedimientos especiales de insolvencia con formularios y comunicaciones electrónicas.
  • Su peso económico es decisivo: alta presencia en el tejido empresarial y fuerte impacto en empleo e innovación.

microempresa empresa pequeña

En España, hablar de microempresa es hablar del corazón del tejido productivo: negocios muy pequeños que, aun así, mueven empleo, innovación y cercanía. Con menos de 10 personas y cifras modestas de facturación, su impacto es enorme y se nota en cada barrio, pueblo y sector.

Quien vaya a emprender o ya gestione un negocio de tamaño reducido necesita tener claro qué se considera microempresa, qué obligaciones y ventajas conlleva y qué herramientas públicas existen para apoyarla. Desde la definición europea y contable hasta los procedimientos concursales especiales y las ayudas a la digitalización, aquí tienes una guía completa, explicada con palabras sencillas y sin rodeos.

¿Qué es una microempresa y en qué normas se apoya?

En términos generales de la Unión Europea, se considera microempresa a la entidad que desarrolla una actividad económica y cumple ciertos umbrales. El criterio habitual es: menos de 10 trabajadores y límites de volumen de negocio o balance que no superen los 2 millones de euros (Anexo I del Reglamento (UE) 651/2014). Da igual la forma jurídica: puede ser empresario individual, sociedad limitada, comunidad de bienes o similar.

En el plano contable español, para aplicar criterios específicos de microempresa, el Plan General de Contabilidad establece un umbral de activo más estricto en algunos casos, situándolo por debajo del millón de euros, en contraste con los 2 millones del marco europeo. Este matiz contable permite simplificar registros y obligaciones cuando se está en ese rango inferior.

A efectos prácticos, la microempresa es la categoría más pequeña dentro de las pymes. Si miramos solo el número de efectivos, “micro” significa entre 1 y 9 personas, mientras que las pequeñas suben hasta 49 y las medianas hasta 249. Las grandes, por su parte, superan los 250 empleados y rebasan con holgura los umbrales financieros habituales de una pyme.

La realidad cotidiana de estas empresas se caracteriza por estructuras ligeras, decisiones ágiles y una relación cercana con clientes y proveedores. Son negocios que operan muchas veces en ámbito local o regional, pero que sumados representan una fuerza socioeconómica de primer orden.

definicion de microempresa

Umbrales y requisitos: según el contexto, cambian

Dependiendo del “para qué” se clasifique la empresa, los límites varían. No es lo mismo el criterio europeo general, que el contable o el relacionado con procedimientos concursales. Conviene distinguir:

Criterio general (UE, enfoque habitual): menos de 10 empleados y, además, volumen de negocio anual o balance general inferior a 2 millones de euros. La forma jurídica no afecta a la calificación si se ejerce actividad económica.

Enfoque contable para microempresas: para aplicar criterios específicos, en España se maneja que el activo no exceda del millón de euros, además de cumplir con topes de empleados y cifra de negocios. Aquí se distingue entre activos corrientes (menos de un año en la empresa) y no corrientes (más de un año).

  • Activos corrientes y no corrientes: el cálculo y clasificación de activos influye en qué régimen contable puede aplicarse y en la carga administrativa diaria.

Procedimientos preconcursales y concursales: a efectos de Agencia Tributaria y trámites especiales, se manejan límites más reducidos. Para estos supuestos se habla de menos de 10 empleados, facturación inferior a 600.000 € y pasivo por debajo de 350.000 €. Son umbrales clave si se activa el procedimiento especial para microempresas.

PGC para Pymes: aunque no es una clasificación de micro por sí misma, muchas microempresas se acogen al Plan General de Contabilidad para Pymes. Para poder utilizarlo, no se deben superar al menos dos de estos límites: activo de 2.850.000 €, cifra de negocios de 5.700.000 € y 50 empleados de media. Si durante dos ejercicios seguidos se dejan de cumplir dos de estos requisitos, se pierde la posibilidad de aplicarlo.

  • Ventaja práctica: el PGC para Pymes simplifica la contabilidad, lo que ahorra tiempo y reduce costes en negocios pequeños.

Ámbito foral de Gipuzkoa (Norma Foral 2/2014): esta normativa define micro, pequeña y mediana empresa con sus propios criterios. Para micro, exige actividad económica, volumen de operaciones o activo ≤ 2 millones, plantilla media < 10 y que no haya participación del 25% o más por empresas que no cumplan los requisitos (con excepciones para capital riesgo). Asimismo, describe umbrales específicos para pequeñas (hasta 10 millones y 50 personas) y medianas (activo ≤ 43 millones o volumen ≤ 50 millones y plantilla < 250). Incluye reglas de cómputo del período anterior y particularidades en ejercicios como 2021.

  • Evolución histórica: la Norma Foral recoge diferentes tramos desde ejercicios anteriores (2009, 2014, 2021), con ajustes en límites y condiciones, especialmente en cómputo de volumen de operaciones cuando el periodo es inferior al año.

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Plataforma electrónica de Microempresas: el “plan B” si llega la insolvencia

El Ministerio de Justicia ha puesto en marcha un servicio digital específico para situaciones de insolvencia de este tipo de negocios. El Servicio electrónico de Microempresas permite tramitar el procedimiento especial para microempresas, regulado en el Libro III del Real Decreto Legislativo 1/2020 (Texto Refundido de la Ley Concursal) y desarrollado por la Ley 16/2022.

Este procedimiento se aplica a deudores, personas físicas o jurídicas, con actividad empresarial y que se encuentran en probabilidad de insolvencia, insolvencia inminente o insolvencia actual, siempre que cumplan con criterios de tamaño. En la práctica, se exige empleo medio de menos de 10 personas y, según cuentas cerradas, o volumen de negocio anual inferior a 700.000 € o pasivo inferior a 350.000 €.

La tramitación se realiza online mediante formularios del propio servicio. Para iniciar, se utiliza el formulario 2 (deudor) o el 3 (acreedor), y tras cumplimentarlo y enviarlo se deben seguir dos pasos esenciales.

  1. Descargar el PDF resultante y presentarlo por la Plataforma de Comunicación o Sede Judicial de la Comunidad Autónoma, o bien enviarlo automáticamente al juzgado vía LexNET. El sistema muestra una advertencia con instrucciones de envío para evitar errores.
  2. Si se solicita el procedimiento especial de continuación y AEAT, TGSS o Hacienda Foral de Navarra figuran como acreedores, hay que comunicar la presentación de la solicitud de apertura en el plazo de 72 horas por sus servicios electrónicos.

En dichos servicios (AEAT, TGSS y HFN), el usuario puede adjuntar el acuse de recibo de la presentación (de la sede judicial electrónica u otra plataforma) y el documento de reconocimiento de deuda emitido por el Servicio electrónico, que incluye el identificador de referencia que se solicita en estos portales.

Para entrar en la plataforma, basta con identificarse con DNI electrónico, certificado digital o Cl@ve (PIN o Permanente). El servicio está implantado en todo el territorio nacional y centraliza la gestión para ganar agilidad y seguridad jurídica.

Financiación y microfinanzas: de Yunus a las alternativas actuales

La historia moderna de las microfinanzas arranca en 1976, con Muhammad Yunus y el Banco Grameen en Bangladesh. La idea fue sencilla y revolucionaria: microcréditos a población sin acceso a la banca tradicional, especialmente mujeres, entendiendo el crédito como un derecho humano. Los resultados fueron espectaculares: de menos de 15.000 prestatarios en 1980 a 2,34 millones en 1998, 7,67 millones a finales de 2008 (el 97% mujeres) y más de 9 millones en la actualidad.

Hoy, más allá de los microcréditos, hay vías diversas para la financiación de negocios muy pequeños. El capital riesgo puede apoyar proyectos con gran potencial cediendo participaciones a cambio de recursos, sin perder el control si se estructura bien. También existen líneas públicas y subvenciones, con especial foco cuando el promotor es un joven emprendedor.

En América Latina hay instituciones dedicadas a impulsar negocios de base. Ejemplos como el Banco de los pobres de Bangladés, iniciativas en México (JEMAC) o programas en Ecuador (FEPP y CESA) muestran cómo la asesoría y el microfinanciamiento ayudan a poner en marcha y consolidar microempresas rurales, familiares y grupales.

Un problema recurrente en la región es la informalidad. Un estudio con 1.046 microempresarios en Bolivia no inscritos en el registro mercantil (FUNDAEMPRESA, año 2012) halló que proporcionar información clara sobre beneficios de formalizarse, régimen tributario, sanciones e instituciones aumenta la probabilidad de contar con instrumentos de formalización. En cambio, un descuento del 50% en la matrícula no elevó significativamente la inscripción. También se observó que impuestos con umbrales por tamaño pueden generar decisiones distorsionadas cerca de esos límites.

Microempresa, autónomo, pyme y gran empresa: en qué se diferencian

Un autónomo es una persona física que opera por cuenta propia; una microempresa puede ser una sociedad con personalidad jurídica. La gran ventaja de la sociedad limitada para un micronegocio es la separación del patrimonio personal, mientras que el autónomo responde con sus bienes salvo figuras específicas de limitación.

  • Tributación: un autónomo tributa en IRPF, mientras que la microempresa constituida como SL tributa en el Impuesto sobre Sociedades.
  • Clasificación europea: una micro forma parte del paraguas “pyme”, que incluye pequeñas (10–49) y medianas (50–249). Las grandes superan los 250 empleados y, por lo general, 50 millones de euros de facturación.
  • Obligaciones: a mayor tamaño, mayores formalidades contables, mercantiles, fiscales y medioambientales. Las micro disfrutan de simplificaciones en varios frentes.

En términos operativos, la microempresa funciona con estructuras muy cortas. El propietario o un reducido núcleo decide lo estratégico, delegando trabajos puntuales en proveedores externos cuando compensa por coste o especialización.

Fiscalidad, contabilidad y ayudas específicas

En el Impuesto sobre Sociedades, muchas microempresas constituidas como SL pueden beneficiarse de un tipo reducido del 23% y de incentivos recogidos en la Ley del IS. Esta rebaja es relevante para negocios de facturación contenida y márgenes ajustados.

En contabilidad, el PGC para Pymes simplifica la gestión. Para poder aplicarlo, recuerda los límites: activo 2.850.000 €, cifra de negocios 5.700.000 € y 50 empleados. Si durante dos ejercicios consecutivos rebasas dos de los tres límites, ya no se podrá seguir aplicando el régimen simplificado.

En el lado de las subvenciones y ayudas, destaca el Kit Digital, con una línea específica para microempresas, pensado para impulsar la madurez digital (web, comercio electrónico, ciberseguridad, gestión, etc.).

También existen instrumentos de financiación pública como ENISA y el CDTI, que apoyan proyectos innovadores y de crecimiento. Y, en materia de incentivos, es habitual encontrar deducciones o medidas como la libertad de amortización para bienes que entren en funcionamiento en los 24 meses siguientes al inicio del ejercicio fiscal en el que se adquirieron.

De cara a la creación, los Puntos de Atención al Emprendedor (PAE), bajo la Ley 14/2013, agilizan trámites. Darse de alta como autónomo en Seguridad Social y AEAT puede hacerse en horas, y la constitución de una SL con capital mínimo de 1 euro es hoy mucho más rápida y digital.

Gestión diaria y personas: así se organizan las microempresas

Las micro suelen centralizar la estrategia en el propietario o en una persona de confianza. Para tareas especializadas o picos de actividad, lo habitual es subcontratar. Esta elasticidad es una ventaja competitiva cuando los recursos son escasos.

Entre los principales retos están invertir en tecnología, atraer talento cualificado, delegar con criterio, documentar el conocimiento para replicarlo, planificar la retirada o sucesión y adaptar la oferta a cambios del mercado.

En recursos humanos, el trato es cercano y directo. La representación legal de las personas trabajadoras suele no existir en estructuras tan pequeñas; de hecho, el Estatuto de los Trabajadores prevé la representación cuando el centro cuenta con seis personas trabajadoras y así lo acuerdan por mayoría.

Al no disponer de un departamento de RR. HH., el empresario acaba asumiendo funciones de selección, formación, finanzas y operaciones; por eso, profesionalizar lo posible estas áreas es clave para no “morir de éxito”.

  • Funciones recomendadas de RR. HH.: plan estratégico que alinee organización y personas; gestión por competencias para seleccionar y retener; motivación y compromiso con objetivos claros; trabajo en equipo con roles definidos; buen clima laboral; reconocimiento del desempeño; impulso del desarrollo profesional; política salarial coherente; planes de carrera y promoción interna.

El peso real de las microempresas en España

Los datos confirman su importancia. Según cifras recientes, en España operan casi tres millones de empresas y más de un millón son microempresas, alrededor del 38% del total. Llama la atención el reducido número de grandes compañías, en torno a unas pocas miles con más de 250 asalariados.

Otras fuentes apuntan que, si se considera todo el segmento de pequeña escala, más del 97% del tejido estaría formado por microempresas, con una presencia mínima de grandes corporaciones. La foto cambia ligeramente según metodología, pero el mensaje es claro: mucho empleo y actividad dependen de negocios muy pequeños.

Por sectores, se ha señalado que el industrial concentra una parte significativa de las micro (más del 40% del total en algunas mediciones), sin perjuicio de su fuerte presencia en comercio, hostelería, servicios personales, artesanía, agricultura o ganadería.

Ejemplos habituales y conceptos cercanos

Cuando pensamos en microempresa, podemos imaginar tiendas de barrio, talleres de reparación, estudios de diseño, consultorías unipersonales, comercios de alimentación o boutiques locales. Operan con pocos recursos, pero con foco y especialización, compitiendo de tú a tú con sus iguales.

En el terreno de las ideas relacionadas aparecen nociones como el negocio inclusivo, que acerca soluciones a poblaciones vulnerables con modelos sostenibles, o el Mittelstand alemán, con empresas pequeñas y medianas muy especializadas y de largo recorrido.

Identificación digital y tramitación telemática

Para relacionarse con la Administración, una microempresa necesita medios de identificación. El DNIe, el certificado digital o las credenciales Cl@ve (PIN o Permanente) permiten presentar formularios, gestionar notificaciones y realizar trámites con seguridad jurídica.

La generalización de sedes electrónicas y plataformas específicas, como la Plataforma de Microempresas para insolvencias, ha reducido tiempos y desplazamientos, facilitando el cumplimiento y la comunicación con juzgados y organismos como AEAT, TGSS o haciendas forales.

También la creación de empresas es cada vez más ágil gracias a soluciones telemáticas de los PAE y a modelos societarios simplificados. Con buena planificación previa y una mínima carga documental, arrancar es más rápido que nunca.

Entender bien los umbrales (europeos, contables, concursales o forales), aprovechar las vías de financiación (microcréditos, ayudas como el Kit Digital, ENISA o CDTI) y organizar la gestión de personas con criterio es lo que marca la diferencia. La microempresa es pequeña por tamaño, pero enorme por su capacidad de dinamizar la economía y crear oportunidades.

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